El desarrollo del lenguaje es uno de los pilares más importantes en el crecimiento de un niño, ya que no solo implica aprender a hablar, sino también a comunicarse y comprender el mundo que lo rodea. Este proceso comienza desde los primeros días de vida y se extiende hasta la adolescencia, con hitos cruciales en los primeros años.
Introducción
Durante los primeros tres meses, los bebés comienzan a explorar sonidos, a responder a estímulos auditivos y a expresar sus necesidades a través del llanto. Aunque aún no hablan, el balbuceo y las vocalizaciones son los primeros intentos de comunicación. Entre los 4 y 6 meses, los niños empiezan a imitar sonidos que escuchan, lo que sienta las bases para el desarrollo del lenguaje.
Alrededor del primer año, suelen decir sus primeras palabras con significado, como «mamá» o «papá», y muestran una mayor comprensión de lo que se les dice. Es en este momento cuando los padres pueden notar que sus hijos señalan objetos o intentan imitar palabras más complejas. A partir de los 12 a 18 meses, su vocabulario se expande rápidamente, comenzando a formar frases simples como «quiero agua».
Entre los 2 y 3 años, los niños son capaces de construir frases más largas, expresar emociones, hacer preguntas y describir sus experiencias. También desarrollan la habilidad de seguir instrucciones más complejas y de mantener conversaciones básicas.
Sin embargo, cada niño es único, y aunque existen pautas generales, algunos pueden tardar un poco más en alcanzar estos hitos. Identificar estas etapas y comprender su importancia es fundamental para estimular el desarrollo adecuado y detectar posibles problemas a tiempo.
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